El 3 de Abril de 1950, dos viejos amigos y aliados, ambos conservadores –porque Somoza García era de casta conservadora–, se reconciliaron tras un período de alejamiento político, más virtual que real, y coronaron un acuerdo históricamente conocido como El Pacto de los Generales. Años antes, en 1936, cuando el Gral. Somoza perpetró el golpe de estado contra el presidente constitucional y liberal Dr. Juan Bautista Sacasa, Somoza con el apoyo de las armas de la Guardia Nacional, repartió el poder haciendo presidente transitorio al Dr. Carlos Brenes Jarquín, se olvidó del Gral. Emiliano Chamorro y del Partido Conservador a la hora de esa repartición, después tanto Chamorro como su partido habían apoyado a Somoza y combatido a Sacasa, incluso con las armas en manos de los jóvenes conservadores fascistas llamados Camisas Azules; y políticamente con los intelectuales conservadores integraron el llamado Grupo de los Reaccionarios de Granada, quienes en sus proclamas decían: –«…Apoyamos al Gral. Anastasio Somoza, entre otras razones, para que pueda perpetuarse en el poder.
Apoyamos su candidatura para que sea la última candidatura, así como votaremos para dejar de votar…» Entre los líderes de esos reaccionarios intelectuales conservadores, estaban eminencias como Pablo Antonio Cuadra Cardenal y José Coronel Urtecho. Al no recibir nada de Somoza, ni siquiera gratitud, y en el nuevo gabinete transitorio de Ministros de Estado no fueron nombrados ninguno de los miembros importantes del Partido Conservador, por lo que el Gral. Emiliano Chamorro reaccionó haciendo el enojado y en un acto histriónico se declaró perseguido político y se asiló en la Embajada de México, declarando sentirse temeroso de Somoza y de la Guardia Nacional, por haber participado en la reunión del 29 de Mayo en Casa Presidencial, de los representantes del Partido Conservador y del Partido Liberal, convocados por el Presidente Sacasa para elegir a la fórmula de candidatos únicos para las elecciones presidenciales, donde fueron electos candidatos el Dr. Leonardo Argüello y el Dr. Rodolfo Espinosa, con la principal intención de impedir la candidatura del Gral. Somoza. Evidentemente Emiliano Chamorro se dio cuenta que Somoza ya no lo necesitaba para nada y –por tanto– no lo estaba tomando en cuenta para ninguna participación en la formación del nuevo gobierno transitorio, por tanto no le ofreció ni un solo cargo en el gabinete de Brenes Jarquín, y esa fue la verdadera razón de su acto teatral de asilarse en la Embajada de México, que era su recurso recurrente buscando una bienvenida multitudinaria a su regreso.
El derrocamiento de Sacasa había sido una tarea exclusiva de la Guardia Nacional en el que participaron –más simbólicos que reales–, los jóvenes conservadores somocistas Camisas Azules y de los igualmente conservadores somocistas llamados Reaccionarios de Granada, de modo que Somoza nada le debía al Gral. Emiliano Chamorro Vargas. Pero Emiliano necesitaba protagonismo y para ello se asiló en la Embajada de México alegando que se sentía perseguido por Somoza.
Pero ni Somoza, ni la Guardia Nacional manifestaron hechos o palabras contra Chamorro, ni lo tomaron en cuenta; pero el Gral. Chamorro alegó que quería protegerse. En realidad buscaba desligarse del grupo que había elegido a la fórmula única promovida por Sacasa y también alejarse del golpe de estado perpetrado por Somoza, por si ese golpe de estado producía reacción negativa principalmente de Estados Unidos, pero nada ocurrió.
Sin embargo, desde su inventado asilo el Gral. Emiliano Chamorro se auto declaró perseguido y emitió comunicados con orientaciones a los ingenuos conservadores que lo tenían por caudillo, pero en realidad nadie estaba persiguiendo a Chamorro, de modo que su seguridad no estaba en peligro y su asilo en la Embajada de México se limitó a ser una maniobra politiquera.
Chamorro recibió salvoconducto para salir de Nicaragua a México donde permaneció 10 años esperando la oportunidad de regresar con el mayor decoro posible. En 1947, cuando Somoza García perpetró el otro Golpe de Estado contra el Presidente Leonardo Argüello Barreto, controlando al Congreso Nacional que declaró «loco» al presidente Argüello, instaló como Presidente de la República a Benjamín Lacayo Sacasa, actos ambos que no fueron bien vistos ni recibidos por el Departamento de Estado norteamericano, lo cual sí era preocupante para Somoza.
El títere Lacayo Sacasa no fue reconocido por Estados Unidos ni por los gobiernos centroamericanos ni latinoamericanos. Somoza lo destituyó el 15 de Agosto de 1947, estuvo en el cargo 81 días. Nuevamente el Congreso se reunió y nombró como Presidente al jinotepino Víctor Manuel Román y Reyes el mismo 15 de Agosto de 1947. Este sí fue reconocido por Estados Unidos y consecuentemente por todos los países latinoamericanos.
Como era tío de Somoza García, le apodaron Tío Víctor y más frecuentemente le llamaron «Ti-Vi». Pero todavía le quedaban problemas que resolver al Gral. Somoza, el principal era demostrar que el gobierno de su Tío Víctor tenía la anuencia y aceptación del partido de oposición, o sea del Partido Conservador, pero como Emiliano Chamorro se encontraba voluntariamente exiliado en México.
Somoza buscó otra solución. El 15 de Agosto de 1947 el Gral. Somoza le envió emisarios y mensajes al Gral. Emiliano Chamorro hasta México, proponiéndole que hicieran un acuerdo político con beneficios para el Partido Conservador, pero Chamorro no tomó en serio las propuestas y devaneos de Somoza, o hizo errados cálculos para hacerse de rogar y ganar una mejor posición y más beneficios frente a Somoza y su poder, pero Somoza tenía premura para legitimar al gobierno del Tío Víctor, y en vista de lo irresoluto y la ausencia voluntaria del Gral. Emiliano Chamorro, que se mantenía en México, Somoza buscó al segundo hombre de importancia del Partido Conservador para estructurar el pacto político que necesitaba para darle legitimidad al gobierno de su pariente –que también era su títere–. Con el pacto se pretendía una semejanza de pluripartidismo, siempre buscando el reconocimiento norteamericano e internacional.
El segundo hombre del Partido Conservador era –y lo fue por mucho tiempo–, era el Dr. Carlos Cuadra Pasos, un prominente abogado, político y afamado de gran tribuno que siempre aspiró a ocupar la presidencia del partido, pero tuvo el gran obstáculo del liderazgo agresivo del caudillo Emiliano Chamorro.
Ante la renuencia de Chamorro, el Gral. Somoza hizo arreglos en 1948 para firmar el pacto con el Dr. Carlos Cuadra Pasos, pacto que se firmó el 26 de febrero de 1948. Este Pacto Cuadra Pasos-Somoza alarmó al Gral. Emiliano Chamorro que se sintió desplazado y –algo peor–, que su autoridad estaba siendo sustituida por el Dr. Cuadra Pasos, eterno anhelante de la presidencia del Partido Conservador y de la presidencia de Nicaragua. Rápidamente el Gral. Chamorro buscó contactarse con el Gral. Somoza para hacerle ver que el presidente del Partido Conservador era él y no el Dr. Cuadra Pasos, por tanto el acuerdo político con Cuadra no tenía validez.
Esta actitud de Chamorro complació a Somoza, pues comprendió que Chamorro estaba dispuesto a pactar con él. Bajo los auspicios del presidente Victor Manuel Román y Reyes se hicieron las negociaciones y se firmó el Pacto de los Generales el 3 de Abril de 1950. Gracias al pacto la Familia Chamorro y la Familia Somoza, recuperaron su vieja armonía, pero sobre todo lograron un acuerdo para repartirse los poderes del Estado y los recursos económicos del presupuesto de la República, pero, el 90% del pastel le correspondió al Gral. Somoza, porque tenía el control absoluto de la Guardia Nacional, que, conforme a la tradición nicaragüense, «el que tiene las cañas huecas es el que manda», porque en la cultura (o anticultura) de Nicaragua, los políticos no son los que administran el Estado y la Nación, sino los que mandan al amparo de las armas, y eso incluye corrupción y enriquecimiento ilícito mediante el saqueo abierto o solapado del robo al tesoro que pertenece al pueblo nicaragüense.
El pacto se realizó bajo la gestión del presidente Dr. Víctor Manuel Román y Reyes, con 78 años de edad. Se convocó a una Asamblea Nacional Constituyente que –al final– le dió de nuevo acceso a la Presidencia a Somoza García.
El Pacto de los Generales, en su parte medular dice: –«El General Emiliano Chamorro Vargas, delegado plenipotenciario de la Junta Directiva Nacional y Legal del Partido Conservador de Nicaragua y el General Anastasio Somoza García, con iguales poderes y facultades de la Junta Directiva Nacional y Legal del partido Liberal Nacionalista, inspirados en comunes propósitos nacionalistas, alentados por el respaldo de opinión popular y aprovechándose de la determinación públicamente expresada por los órganos del gobierno, convienen en el siguiente acuerdo político:
I. Entienden ambas partes de ideas, sentimientos y principios que comparten los nicaragüenses –conservadores y liberales– en la comunidad democrática de los pueblos libres de América, se encuentran amenazados por el peligro comunista que tiende a la dominación universal.
II. Entienden ambas partes que es una nueva y pronta apelación al pueblo, como fuente de todo poder y compendio de la soberanía en comicios libres, que produzcan firmeza del que gane y conformidad democrática del que pierda, lo que puede conseguir en términos de paz y democracia, la tranquilidad nacional a que aspiran y es indispensable en estos momentos especiales del mundo.
III. Que es hora, por lo tanto, de construir un gobierno dentro del cual los dos partidos que han militado históricamente en la nación y representan la casi totalidad de la opinión pública, asuman las responsabilidades del estado en la proporción que corresponda a las fuerzas populares y se promulgue una constitución política que refleje el pensamiento coordinado o por lo menos ampliamente debatido de los dos grandes conglomerados.
IV. Entienden ambas partes, en representación ya expresada del liberalismo y conservatismo histórico, que este ensayo que auspician prepara un gran porvenir nicaragüense de coincidencias patrióticas y representación total del pueblo en las cosas del Estado dentro de las discrepancias ideológicas de los dos partidos.
V. Que como base y fundamento de tan patrióticas aspiraciones convienen en echar un velo al pasado a fin de procurar la mayor tranquilidad social, se establece la conveniencia de dictar nuevamente la amnistía absoluta de todo delito político y conexo y de reiterar la invitación de retornar a su patria a todos los nicaragüenses que por motivos políticos se encuentren en el exterior, los dos partidos convienen en dirigir una exposición al Congreso Nacional para que dicte tal decreto a la brevedad posible y se promulgue con solemnidad en todas las cabeceras departamentales del país.
Y en ese entendimiento y en base a las resoluciones por las Juntas Directivas Nacionales y Legales de ambos partidos políticos actuando de acuerdo con sus respectivos partidos políticos, dan su aprobación al contenido del presente documento, las dos partes han convenido y convienen en que los dos partidos que representan concurran a elecciones de Presidente de la República y de representantes a una Asamblea Nacional Constituyente en elecciones que se efectuarán antes de las fechas normales y de acuerdo con el proyecto decretado por el poder legislativo».
El Decreto Legislativo fue promulgado el 15 de Abril de 1950 y en él se establecieron legalmente las intenciones del Pacto de los Generales, que tomando como base la «amenaza del comunismo», se repartieron el poder (y el dinero de Nicaragua) entre los dos partidos, pero el principal motivo fue el acceso a la presidencia del Gral. Anastasio Somoza García, que tras la Constituyente ganó las elecciones al conservador Emilio Chamorro Benard. El Gral. Chamorro aceptó la derrota graciosamente y con una considerable representación en el nuevo gobierno, lo que significó cerca del 20% de los sueldos de diputados y representantes ante todos los entes autónomos.
El diario La Prensa, propiedad del Clan Chamorro, alabó y glorificó con gran despliegue y alegría este Pacto de los Generales, titulando: «A. Somoza y E. Chamorro entendidos». «Habrá elección sin O.E.A. el 21 de Mayo». «Un abrazo político cambia todo el país». «Casa del Dr. Stadthagen es la tumba de la intransigencia». O sea que como se trataba de un Pacto entre Somoza con un Chamorro, todo era una maravilla «patriótica». Pero veinte años después, otro Somoza firmó otro pacto, pero con un Agüero, no con otro Chamorro, por tanto el diario La Prensa, propiedad del Clan Chamorro, calificó dicho pacto, sin el ingrediente Chamorrista, como una infamia antipatriótica, con estos titulares: «Con el Pacto acabó por fin… la farsa!!». «Vívido relato de una entrega paso a paso». «Grito contra Agüero fue: Traidor».
Pero tan traidor fue Fernando Agüero en el Pacto Kupia Kumi del 28 de marzo de 1971, como traidor fue Emiliano Chamorro en el Pacto de los Generales del 3 de Abril de 1950. Menos de un mes después de firmado el Pacto de los Generales, el presidente de Nicaragua, Dr. Román y Reyes, el Tío Víctor, sufrió un ataque cardíaco, fue trasladado de urgencia a Estados Unidos, internado en un hospital de Filadelfia, donde murió el 6 de Mayo de 1950 siendo Presidente de Nicaragua.
El Congreso Nacional designó como Presidente al Gral. Anastasio Somoza García para concluir el período del presidente fallecido. Casi inmediatamente, el 21 de Mayo de 1950 se hicieron las elecciones presidenciales conforme al Pacto de los Generales. El Gral. Somoza García resultó triunfante sobre el candidato del Partido Conservador Emilio Chamorro Benard.
El Gral. Somoza gobernaría «constitucionalmente» durante un período de seis años, que comenzaron el 1ro. de Mayo de 1951 y deberían finalizar el 30 de Abril de 1957. Pero en septiembre de 1956 Somoza García ya estaba en campaña electoral para reelegirse en 1957 para otros seis años que habrían de finalizar en 1963. En esa campaña re-eleccionista se produjo en León la Gran Convención Liberal el 20 de Septiembre de 1956, Convención que proclamó a Somoza como Candidato del Partido Liberal Nacionalista para las elecciones de 1957.
Al día siguiente los obreros de la ciudad de León le tributaron a Somoza una fiesta popular donde le esperó el poeta Rigoberto López Pérez que le acertó cuatro balazos antes de caer abatido por culatazos y decenas de balazos. Somoza –herido de muerte– fue llevado a Panamá donde murió el 26 de Septiembre (no el 29 como oficialmente se informó), el 29 se comunicó la muerte, pero desde el 26 se hicieron todos los preparativos para que su hijo Luis Somoza Debayle asumiera la presidencia de Nicaragua y diera inicio La Dinastía de los Somoza.