LA LEY SB-4 AFECTA TAMBIÉN A LOS INMIGRANTES LEGALES NICARAGÜENSES. IRÓNICO QUE ESA DURA LEY XENOFÓBICA SE HAYA PROMULGADO EN TEXAS, TERRITORIO ARREBATADO A MÉXICO EN 1836 POR UNA REVOLUCIÓN DE INMIGRANTES ANGLOSAJONES.
Texas o Tejas era territorio perteneciente al Virreinato de la Nueva España, que estableció fronteras con Estados Unidos. En 1821 concluyó la Independencia de México, lucha iniciada en 1810.
México independiente era débil y Estados Unidos vio la oportunidad de expandirse. Poco a poco fueron llegando a Texas colonos anglosajones estadounidenses autorizados por el gobierno de México (como ocurrió en Nicaragua con el caso de los alemanes), los colonos gozaban de privilegios como no pagar impuestos y el derecho a poseer esclavos. En 1830 los colonos anglosajones ya eran mayoría, en 1836 los colonos inmigrantes anglosajones y angloparlantes hicieron una revolución y proclamaron la independencia de la «República de Texas», actualmente Estado de la Unión Americana.
Texas, nombre del español antiguo, cuando la X se pronunciaba J, Tejas.
Cuando los colonos anglosajones arrebataron el territorio de Texas a México, ese territorio no estaba vacío sino habitado con cientos de miles de nativos mexicanos, quienes habiendo nacido en Texas por muchas generaciones, pasaron a ser ciudadanos de segunda clase, servidores de los invasores anglosajones, apoyados por Estados Unidos.
Desde entonces los colonos se convirtieron en ciudadanos superiores y en el gobierno de Texas, y los nativos mexicanos pasaron a ser ciudadanos sometidos y discriminados.
Esa mentalidad texana ha persistido: superioridad anglosajona e inferioridad hispanoamericana. Y todo por el derecho de conquista.
Resulta lógico que sea Texas el estado norte-americano que ha pretendido proclamar una ley xenofóbica que ha conmovido el mundo legislativo de Estados Unidos, olvidando las raíces y el origen hispánico de ese Estado.
El gobernador de Texas, Greg Abbott firmó y proclamó la Ley SB4, una ley inconstitucional y xenofóbica, específicamente creada en contra de los inmigrantes hispanoamericanos que tengan aspecto de mestizos, como la mayoría de los habitantes de América Latina.
En resumen, la ley SB4 o «ley Greg Abbott», presume darle poder a cualquier policía para capturar y deportar a las personas que le parezca inmigrante hispano, aunque –como en millones de casos– sean nacidos en Texas o en Estados Unidos por muchas generaciones.
Hay una anécdota que no tiene que ver con la ley SB4, pero que revela la mentalidad xenofóbica de los descendientes de los colonos anglosajones.
En los años sesenta un joven universitario hispano transitaba por una calle de San Antonio, Texas, cuando se produjo una redada de inmigrantes indocumentados. Un policía de aspecto anglosajón capturó al joven universitario y lo llevó detenido. Cuando el joven compareció ante el juez demostró que él era ciudadano norteamericano nativo de Texas y su abogado acusó al policía que resultó ser un rubio inmigrante alemán con estatus de residente.
El joven universitario de nombre Henry Gabriel Cisneros, con varios títulos universitarios conquistados, llegó a ser Alcalde de San Antonio, Texas de 1981 a 1989; y después nombrado titular de la Secretaría de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) de los Estados Unidos de 1993 a 1997 por el Presidente Bill Clinton. Actualmente Henry Gabriel Cisneros es el Presidente y CEO de su propia empresa de consultoría urbana, pero su aspecto humano es el de un hispano promedio.
En cuanto a la cavernaria pretendida ley SB4 la Corte Suprema de los Estados Unidos la suspendió indefinidamente porque ningún Estado tiene derecho de legislar sobre Inmigración, por ser un tema federal que está bajo la potestad del Congreso de los Esta-dos Unidos la polémica ley de inmigración de Texas.
Un error que cometen los inmigrantes cuando son detenidos e interrogados por un policía es responder a las preguntas que le hace el policía. Este agente no tiene derecho de interrogar a un detenido por sospecha de ser inmigrante indocumentado.
Cuando un inmigrante indocumentado es detenido por la policía: ¡Debe guardar silencio! No responda ninguna pregunta sobre su lugar de nacimiento, nacionalidad o su estatus migratorio. Tampoco debe firmar nada que usted no entienda. No conteste a nada. Pida hablar con un abogado. Si aún usted es detenido por más tiempo de lo debido, y no ha sido puesto en libertad, hable con su abogado o que alguien de su familia o amigo se comunique con un abogado para ser representado conforme a la ley.
Se debe procurar vestirse adecuadamente y con aspecto personal limpio, porque la descuidada apariencia personal es la base más frecuente para que un policía texano detenga a un inmigrante y lo trate como persona de segunda o cuarte clase, aunque el mismo policía sea un inmigrante que olvidó el aspecto que tenía cuando llegó indocumentado.
Excelente!!!