JORGE EDUARDO ARELLANO LA DIRIGE
En los años cincuenta del siglo pasado, don Francisco Núñez Arrúe —mecenas de los exiliados centroamericanos, principalmente nicaragüenses— inventó el sustantivo Istmania para aplicarlo a la unidad política de Centroamérica.
Con esta nueva revista —que dirigiré con la indispensable colaboración de letrados amigos del área ístmica, Panamá incluida— no se pretende contribuir a la realización de esa quimera. Ya hace 130 años, Rubén Darío —a quien se ha estudiado y rendido culto en su país como merece— escribió estos conceptos que Istmania comparte en su integridad:
–«Después de todo, no hay que desesperar de los cinco fragmentos de patria que tenemos…
los compatriotas de Morazán y de Jerez. ¡Jerez! Si lo viera usted cómo está el hombre de mármol, ¡en el parque de León! Poco más o menos, como el hombre de bronce, el hombre de Gualcho y Perulapán, en su parque de San Salvador. Ambos en piedra y metal tienen un aspecto triste. Parece que aguardarán algo. No la unión, porque eso es hablar de las calendas griegas. Pero sí un porvenir hermoso y victorioso para su terruño amado, donde el uno mantuvo su potro de guerra y el otro el águila de su pensamiento, ambos caballeros de la democracia, relámpagos y espadas, santos de nuestro martirologio».[«Centroamérica», Diario de la Capital. Managua, año II, núm. 417, 11 de agosto de 1892].
Lo que aspira es a ser instrumento de comunicación cultural entre la garganta pastoril de América, como llamó Pablo Neruda al istmo centroamericano. Así, se concentrará en reconocer los valores de nuestros pueblos originarios y a estudiar y difundir la historia, lengua y literatura del mismo Istmo a lo largo de cinco siglos. Asimismo, comparte estas líneas de don Pedro Escalante Arce otro salvadoreño ilustrado:
–«España ofreció lo bueno y lo malo de sí a Las Indias hispánicas. Nunca un país dominante en todo volcó de tal manera sus vicios y virtudes a los pueblos conquistados. El resultado fue contradictorio: áspero y hermoso. España en América es como el drama itinerante de las procesiones de Semana Santa, las cuales entusiasman y acongojan». (Códice Sonsonate. Tomo II. San Salvador, Concultura / Dirección General de Publicaciones e impresos, 1992, p. 192).
Por otra parte, Istmania proclama el respeto al pensamiento libre de sus colaboradores, sin excluir a nadie por razones de credo político o religioso y promoverá, si fuese necesario, el debate de altura. En relación al fragmento citado de Darío, es necesario aclarar que la escultura de Jerez, elaborada por el nicaragüense José María Ibarra, la donó a Nicaragua don Marco Aurelio Soto, ex presidente de Honduras, en un acto de solidaridad centroamericanista. Y también, cabe también proclamarlo, Istmania aspira a emular ese noble objetivo.
Al mismo tiempo, personalmente creo con José Martí que nuestra América, con pueblos de «cuna parecida, e igual mezcla imperante»; difiere «de la otra parte [EE.UU.] que no es nuestra, y cuya enemistad no es cuerdo ni viable fomentar, y de la que con el decoro firme y la sagaz independencia no es imposible, y es útil, ser amigo».
Jorge Eduardo Arellano, Director