Después de ver los castigos a los «combatientes históricos», como al finado Hugo Torres Jiménes, a Dora María Téllez, con más de un año en la cárcel y al Chino Enoc, preso y acusado de narcotráfico y otros delitos, se ha desatado una fuga masiva de sandinistas hacia el imperio, sacudiéndose todo el lavado de cerebro…
sacudiéndose el lavado de cerebro de la prédica contra el imperio, ahora lo buscan desesperadamente, no se les ocurre ni en broma refugiarse en Cuba, Venezuela, Irán o Corea del Norte, sino que el instinto los empuja hacia Estados Unidos.
Ningún sandinista puede alegar que será un refugiado político, perseguido por el régimen de Ortega, todos son cómplices de la corrupción y violadores de los derechos humanos, entre ellos hay paramilitares asesinos, pero cómo se consideran muy vivos, consiguieron con sus colegas constancias falsificadas para hacerse pasar como Azul y Blancos y presentarse a las autoridades de la inmigración norteamericana, o alegando que están arrepentidos y que están dispuestos a colaborar con información importante sobre el régimen sandinista.
El propósito es tener la esperanza de engañar a las autoridades de Estados Unidos con cuentos chinos, porque en el lavado de cerebro de tantas décadas les hicieron creer que los yanquis son estúpidos. Les esperan muchas sorpresas.
No hay duda que, los que logren ingresar al territorio del imperio, trabajarán clandestinos como indocumentados. Eso significa que lograrán llegar a su meta de refugiados económicos y cuando reciban el primer salario enviarán la primera remesa a Nicaragua, que es el fin desde que salieron de Nicaragua.
Otros con menos suerte, serán reconocidos por alguna víctima y denunciados ante las autoridades por sus actos criminales.
En el molote de sandinistas que intentan ingresar mojados a Estados Unidos, están policías desertores y paramilitares. Entre esta avalancha de sandinistas llevando papeles falsificados y cuentos que contar, van incluso «sandinistas históricos», pero un buen porcentaje será detenido y deportado a Nicaragua en aviones cortesía del Tío Sam.