Ortega retomó posesión gracias al voto unánime de sus armados
LOS GRUPOS FALSAMENTE POLÍTICOS DE OPOSICIÓN FESTINADAMENTE CREADOS POR EL MISMO ORTEGA PARA GARANTIZAR SUS INTERESES, SON ACTORES DE UN TEATRO TRAGICÓMICO QUE NO VE LA VIOLENCIA MILITAR
Ortega retomó posesión. No hubo traspaso de mando ni de banda presidencial. Simplemente Ortega no se quitó la misma banda ni la misma chaqueta ni el mismo chaleco antibalas. Retomó posesión, no por un triunfo electoral –todo el mundo lo sabe–, menos basado en los votos de un pueblo que está encañonado, «manos arriba» y conformado por gente indolente, «yoquepierdista» y con vocación masoquista.
Ortega mantiene secuestrado el poder total con lo único que tiene poder e infunde temor y autoridad en Nicaragua: la boca de los fusiles y de los cañones o –como los bautizó Emiliano Chamorro–: «las cañas huecas», que en el lenguaje cuartelario de los sicarios militarizados le llaman «la verdadera constitución», a la vez que empuñan y blanden las armas que son propiedad y debieran estar al servicio del pueblo que las paga, como paga los salarios de esos «robots» de verde olivo.
Son armas y pueblo secuestrados… hasta que Dios quiera. Y en este punto hay que decir ¡amén!
Surgen preguntas y dudas: ¿Es que las instituciones y poderes del estado de Nicaragua no tienen ninguna función?
Que no quede ninguna duda: En Nicaragua ya no existen instituciones estatales de verdad, ni siquiera existe Estado –menos estado de derecho–, tampoco existe pueblo, ni República, en el correcto sentido de la palabra.
Lo que sí existe es un territorio geográfico donde pulula y vegeta un conglomerado de entes biológicos no capacitados para autogobernarse e incapaces de reclamar sus derechos y propiedades.
Propiedades y derechos de los cuales no tiene la menor conciencia.
En cuanto a las instituciones, esas ya no existen desde hace casi un siglo, y menos en la actualidad.
Del Poder Legislativo se puede argumentar, que si al Congreso de antes de 1979 le llamaban «la chanchera» cuando, no obstante, lo conformaban profesionales que al menos estudiaban todos los días durante cinco años, que derivaron en serviles y aduladores, pero profesionales. ¿Cómo se le puede llamar a los diputados y Asamblea actuales conformados y constituidos por un fuerte porcentaje de ignaros –por decir lo menos prosaico–, y «profesionales» de sábados?
Esta Asamblea sandinista se parece a aquellos biombos de papel, como murales de cuartería, donde la dueña pegaba con almidón cualquier figurita colorida recortada de revistas y almanaques. La Asamblea en mención igual tiene dueño y dueña, que pegan hasta sin almidón lo que les gusta o les place y remueven las caricaturas cuando no les sirven y les pegan otras encima. ¿Esto se podría llamar también «chanchera sub dos» o hay que buscarle otro nombre más idóneo?
Otro Poder. El Poder Judicial de Nicaragua es cibernéticamente virtual, bajo el control del teclado de los monarcas. Contratan abogados recien graduados, o con títulos fraudulentos, como asesores de la presidencia.
Este Poder lo integran Magistrados y jueces magos que convierten el benzoilecgonina metil éster levógira en polvo blanco antitranspirante inocuo. En lenguaje prosaico convierten la cocaína en talco, por arte de magia, cuando les truenan los dedos sus amos. Porque Magistrados y Jueces tienen un par de amos absolutos, como en las monarquías. También los usan para ejercer venganza de los que no aceptan sumisamente el poder de la Casa Real.
Y esas son las mejores y únicas funciones de la Corte Suprema de Justicia de don Daniel.
Otro poder holográfico. El Poder Electoral, que está encabezado por el nieto del Gral. G.N. José Rigoberto Reyes Aráuz, que fue un correcto militar; pero su nieto se convirtió en santo gracias al Acido Desoxirribonucleico (ADN) de su papá. Y es santo porque hace «milagros». Donde nadie votó, hizo el «milagro» de la multiplicación de boletas y declaró triunfo electoral de sus jefes, sus amos, su rey y su reina. En un solo pase de manos hizo desaparecer los remanentes de los escuálidos partidos de oposición. Pasó el trapo rojinegro sobre la Asamblea, borró de la planilla a 28 diputados y los desintegró con su varita brillante. Luego abrió su Caja de Pandora y como bendito fruto de su prodigioso vientre, parió media docena de partidos Anópheles y partidos Aedes Aegypti, formados solamente por machos eunucos, porque sólo las hembras son transmisoras de rebeldía.
Estos «partidos milagrosos», fueron creados y amaestrados para que hagan la mueca de opositores.
En resumidas cuentas, lo que sí es serio, pero muy controlado por el Gran Líder, son las tres fuerzas armadas orteguistas: ejército, policía y la clandestina seguridad del estado. Eso sí es real, auténticamente letal y eficiente.
Tan eficiente que en Nicaragua no hay ni un solo preso político. Tampoco opositores verdaderos… que estén en esta vida… todos descansan en la paz de las montañas esperando la promesa de la resurección, si es que la habrá…
Las fuerzas armadas orteguistas es lo único real, sólido y funcional de Nicaragua, disfrutando de privilegios, desde el agente de tránsito mordelón hasta el general empresario y financiero. Fuerzas desproporcionadas en número de efectivos y en armas, pero necesarias para mantener al régimen en el poder y a los aterrorizados habitantes de rodillas.
Así están las cosas en Nicaragua, y así seguirán hasta que Dios se acuerde de que Nicaragua y su gente existen, y proceda a ponerles luz de libertad y dignidad dentro del cráneo, si acaso Dios algún día se acuerda…