BIDEN LES NEGÓ EL TPS Y QUEDARON INDEFENSOS SIN PODER INTERPONER DEMANDAS
A pesar de la titánica lucha del abogado nicaragüense Harold Rocha, el presidente Joe Biden negó la re-designación del Estatus de Protección Temporal, TPS, para más de 400,000 nicaragüenses, dejándolos indefensos para entablar demandas contra las anunciadas intenciones del presidente Donald Trump de aniquilar el TPS para los nicaragüenses y todos los beneficiados de otros países.

Al asumir la presidencia, Donal Trump no solamente acabó con el TPS para todos, sino también decapitó el programa del Parole Humanitario, incluyéndolos para la deportación de los once millones de ilegales.
En su mayoría estos 400 mil nicaragüenses entraron ilegalmente a los Estados Unidos huyendo de las represiones desde las protestas del 2018, otros llegaron con Parole Humanitario y otros estaban amparados por el TPS.

En todos los grupos entraron a los Estados Unidos reconocidos sandinistas renegados, muchos de éstos han sido represores, torturadores y hasta asesinos paramilitares que entraron en busca de su «sueño americano» y fueron recibidos por el gobierno de los Estados Unidos otorgándoles varios beneficios como viviendas y dinero mensual de la Agencia USAID.
Beneficios que nunca recibieron los verdaderos exiliados históricos de 1979.
La lucha del abogado Harold Rocha, que es asesor del Partido Demócrata y presidente del Nicaraguan American Legal Defense and Education Fund, NALDEF, resultó infructuosa aún cuando logró que un grupo de más de 40 congresistas federales le pidieran al presidente Joe Biden el TPS para todos los 400 mil ilegales nicaragüenses.
La realidad actual es que cientos de indocumentados nicaragüenses ya están siendo arrestados y puestos en proceso de deportación, posiblemente a las cárceles de Guantánamo en Cuba o a la mega cárcel contra el terrorismo del CECOT en El Salvador, porque el régimen de Ortega hasta el momento no acepta deportados nicaragüenses para retornarlos a Nicaragua. Obviamente que la gran mayoría de los indocumentados nicas que entraron a los Estados Unidos son personas y familias que llegaron con buenas intenciones de trabajar, estudio para sus hijos y contribuir moral, cultural y económicamente con el progreso de los Estados Unidos, pero también es un hecho real que se durmieron en sus laureles sin hacer esfuerzos para regular su situación migratoria por la vía del asilo político aportando pruebas de su persecución por el régimen de Nicaragua.
Hay cientos de casos dramáticos cuando los deportados dejan en Estados Unidos hijos y familias en la incertidumbre y el desamparo.