Acorde con datos recientes, desde 2018, más de medio millón de nicaragüenses han emigrado a EE.UU. y alrededor de 300 mil a otros países.
Cosmetología, parece ser el denominador común de la Administración Biden en pleno año electoral. Aunque la administración de la Casa Blanca intenta minimizar las crisis y culpar a otros de su deprimente trabajo, las estadísticas revientan en pleno rostro para desmontar cada discurso. En el caso migratorio, los demócratas se aferran al argumento de una disminución del número de migrantes que ingresan por la frontera sur. Las cifras oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) cuentan una historia bien distinta.
En solo siete meses del presente año fiscal, casi 2 millones de inmigrantes indocumentados han ingresado en cruces reportados. La mayoría de estos son hombres solteros (1,200,636), seguidos por familias (702,690), menores no acompañados (74,357) y niños acompañados (3,494).
La situación de los nicaragüenses en Estados Unidos, ya sean solicitantes de asilo, refugio, o miembros de la diáspora, será dolorosamente incierta y preocupante en los próximos tres años. La dupla de Ortega-Murillo hizo público que no recibirá a quienes regresen, aumentando la incertidumbre para aquellos en Estados Unidos.
Entonces, si asumimos que el régimen planea mantenerse en el poder más allá de 2026, esto hace que el retorno de migrantes sea muy arriesgado.
Muchos nicaragüenses que llegaron a territorio norteamericano tienen un estatus irregular, en este grupo se incluyen, incluso, aquellos bajo el programa Parole Humanitario, que les otorga un plazo de dos años para regularizarse, aún no han presentado solicitudes de asilo. Este contexto podría llevar a una situación crítica al expirar su parole sin haber solicitado asilo, enfrentando así una vuelta forzosa. Se veía venir desde la implementación del programa solamente que algunos decidieron hacer la vista gorda a este requisito.
Acorde con datos recientes, desde 2018, más de medio millón de nicaragüenses han emigrado a EE.UU., y alrededor de 300 mil a otros países. A finales de 2024, se estima que, alrededor de un 97% de estos migrantes están en una especie de limbo, sin estatus y enfrentando numerosos desafíos legales, lo cual deriva también en importantes gastos económicos.
Varios medios de prensa y expertos sostienen que menos de 85,000 nicaragüenses han iniciado solicitud de asilo, lo que deja a la mayoría en riesgo deportación. Entonces aparece la disyuntiva de si deben decidir si solicitar el amparo, una opción que no garantiza una respuesta inmediata y tiene una baja tasa de adjudicación.
Para tener en cuenta, las decisiones favorables son del 23%, mientras que el 24% son denegadas y el 54% de los casos se cierran por abandono. Súmele que se procesan menos de 5,000 solicitudes examinadas cada año. Los nicaragüenses en EE.UU. que inician su proceso de asilo hoy podrían esperar una cita hasta después de 18 meses y una posible respuesta para finales de 2026. A esto es necesario agregarle el flagelo de la incertidumbre y desinformación.
Más del 60% de los migrantes nicaragüenses que llegaron después de 2018 enfrentan riesgos significativos de vulnerabilidad legal y económica, trabajando sin permiso laboral y careciendo de derechos laborales y seguro médico. Esta situación se agrava con una tasa de desempleo latina que ha aumentado del 3.5% al 5% en mayo de 2024, exacerbada por la dificultad de mantener empleos debido a la falta de documentos de residencia.
A nivel general, desde su implementación hasta mediados de abril de este año, más de 435,000 venezolanos, nicaragüenses, haitianos y cubanos han llegado a Estados Unidos a través del programa de Parole Humanitario. Esta iniciativa, inicialmente destinada solo a venezolanos y ampliada en enero de 2023 para incluir a nicaragüenses, haitianos y cubanos. Hasta mediados de abril, unos 547,000 migrantes han podido programar citas para ingresar de manera segura y ordenada a través de la aplicación CBP One. Mientras, la administración de Biden ha fortalecido las medidas contra la migración irregular, particularmente en la frontera con México.
Entretanto, Nicaragua ha visto un aumento significativo en vuelos chárter procedentes de Haití y Cuba, destinados a transportar migrantes hacia Estados Unidos. Según datos de seguimiento de vuelos y expertos regionales, se han registrado al menos 268 vuelos chárter desde Haití a Nicaragua desde principios de agosto, transportando aproximadamente 31,000 pasajeros haitianos. Además, unos 172 vuelos han llevado a unos 17,000 cubanos a Nicaragua en el mismo período.
Analistas señalan que el gobierno de Daniel Ortega está utilizando la migración como una herramienta política para influir en Estados Unidos y obtener concesiones, especialmente en un contexto de endurecimiento de sanciones por parte de Washington. En esta arista, EE.UU. anunció una serie de medidas contra Nicaragua, acusándola de lucrarse con la migración y advirtiendo a distintas aerolíneas sobre el riesgo de convertirse en cómplices en esta situación.
Esto solamente es parte del calvario al cual se enfrentan los migrantes. Escenarios que podrían empeorar a medida que se cumplan los plazos de distintos trámites en los próximos años.